El deseo de disfrazar a nuestras mascotas nace de nuestro inconsciente con el objetivo de integrarlo en nuestro grupo social. Por tanto, visto desde el punto de vista humano, es natural querer integrar a nuestras mascotas como uno más de nuestro grupo social y nace del vínculo afectivo que hemos desarrollado hacia nuestras mascotas. Nuestras mascotas son parte de la familia.

Debemos ser conscientes de que disfrazarse no es natural para nuestros peludos, y por lo tanto, no todos lo aceptarán de buen grado. Animales miedosos o muy sensibles pueden llegar a pasarlo muy mal si los disfrazamos obligados.

En esencia, al disfrazar a nuestro perro lo que estamos haciendo es vestirlo, pero con una gran diferencia: no existe un fin funcional, sino solamente un fin estético y social.
Un fin estético es aquel por el que vestimos o disfrazamos a nuestro perro simplemente para verlo más guapo, porque nos resulta gracioso o simpático.
Un fin social lo buscamos cuando vestimos a nuestro perro para que forme parte de un grupo o de una celebración en determinadas circunstancias.
Todos tenemos claro que ellos no necesitan disfrazarse y que participar en un concurso o en una fiesta de disfraces no es para nuestras mascotas la mejor forma de socializar, sino una forma de relacionarnos los humanos de la que les hacemos partícipes.
Considerando que disfrazar a nuestro peludo en absoluto es una necesidad, lo primero que debemos pensar si decidimos hacerlo es si consiente en llevar prendas o en que le pongamos algún adorno en la cabeza. En base a ello debemos tener en cuenta siempre su bienestar.
1.- Nunca debemos disfrazar a nuestro perro sino consiente llevar ropa.
2.- Si lo disfrazamos, nunca debemos ponerle un disfraz incómodo, inadecuado o inseguro.
3.- Y finalmente, si lo disfrazamos que sea por un tiempo breve y bajo unas circunstancias en las que él no sufra una situación de estrés o ansiedad.

Esperamos que nuestros Petziconsejos te sirvan de ayuda si decides disfrazar a tu mascota.
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